sábado, 7 de mayo de 2011

Danzon veracruzano

 
Su origen cubano

Con el paso del tiempo, y casi un siglo después, la contradanza arraigó definitivamente en Cuba, aunque ya con características locales. Y se atribuye a don Manuel Saumeill el haber conformado la contradanza cubana a través de una de sus más deliciosas composiciones en ese género: "Los ojos de Pepa".

En 1879, un célebre músico de Matanzas, MIguel Flayde, con los elementos de la contradanza cubana en boga, dio forma definida a lo que bautizó como danzón, escribiendo el primero bajo el título de "Las alturas de Simpson", con referencia a un barrio (Simpson) de su ciudad natal.

Para entonces, la orquesta fue adquiriendo también su propio carácter local, con mayor tendencia hacia lo popular, integrándose con piano, 4 violines, una flauta, un contrabajo, un timbalito y un guayo (güiro), independientemente de la charanga que también se denominó DAnzonera Típica Cubana, integrada con clarinete, trompeta, trombón, bombardino, dos timbales y güiro, a la que muy pronto se incorporaron los violines y el contrabajo.

La estructura musical del danzón es una especie de rondó que se desarrolla bajo el esquema AB-AC-AD-AF, es decir, (A) introducción que después se torna en estribillo, (B) desarrollo del primer tema, (A) estribillo, (C) desarrollo del segundo tema, (A) estribillo, (D) ocasionalmente, desarrollo del tercer tema, (A) estribillo, poco acelerado al final que resuelve en (F) "montuno" final, ligeramente más vivo. Como en los temas B, C y D pueden acomodarse las melodías de canciones populares de cualquier nacionalidad, trozos de ópera o de piezas muy conocidas, el danzón adquiere una gran versatilidad que le permite ser fácil y francamente aceptado en diferentes ámbitos.

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